El pueblo, ubicado en El Ávila, murió junto con el Ferrocarril de La Guaira en 1951
JAVIER BRASSESCO | EL UNIVERSAL
domingo 27 de marzo de 2011
Hoy está reducido a ruinas que luchan contra la voracidad de la montaña, pero en su día El Zigzag fue la estación más importante de un ferrocarril que durante más de medio siglo fue el principal medio de transporte entre Caracas y La Guaira.
Allí estaban las oficinas administrativas de este sistema de transporte que entre 1883 y 1951 rigió la vida de los caraqueños, así como su taller y planta de electricidad, y en esa estación tenía su oficina el administrador de toda la vía férrea.
A su lado surgió un caserío del mismo nombre que al final corrió igual suerte que la estación (abandonado primero y devorado por el monte después), clausurada cuando el ferrocarril dejó de funcionar.
El tren no pudo resistir la llegada de esos buicks y packards que tanto deslumbraron a los caraqueños de entonces, ni a las mafias de las gandolas a las que no les convenía que la mercadería se transportase en tren, ni a la estatización de 1950 o al deslave que en febrero de 1951 le dio el tiro de gracia.
Allí estaban las oficinas administrativas de este sistema de transporte que entre 1883 y 1951 rigió la vida de los caraqueños, así como su taller y planta de electricidad, y en esa estación tenía su oficina el administrador de toda la vía férrea.
A su lado surgió un caserío del mismo nombre que al final corrió igual suerte que la estación (abandonado primero y devorado por el monte después), clausurada cuando el ferrocarril dejó de funcionar.
El tren no pudo resistir la llegada de esos buicks y packards que tanto deslumbraron a los caraqueños de entonces, ni a las mafias de las gandolas a las que no les convenía que la mercadería se transportase en tren, ni a la estatización de 1950 o al deslave que en febrero de 1951 le dio el tiro de gracia.
Las casas que quedaron terminaron de ser desmanteladas cuando esa montaña pasó a ser parte del parque nacional El Ávila en 1958: se indemnizó a los dueños, se removió el techo y el resto se dejó a la naturaleza.
Hoy es un pueblo fantasma engullido por la vegetación hacia el que ni siquiera hay una vía bien demarcada y al que se accede desde el sector Pedro García, en la carretera vieja Caracas-La Guaira.
En el improvisado camino no es extraño conseguirse con viejos empaques y botellas, desechos que las lluvias han desenterrado más de medio siglo después (en aquella época lo común en caseríos como El Zigzag era enterrar la basura doméstica), o con ruinas de casas con ornamentos ingleses (la concesión de la compañía de trenes la tenía una compañía inglesa), pero lo que de verdad sorprende es la llamada planta taller, construida entre 1926 y 1928, cuando la electricidad sustituyó al carbón.
Se trata de un galpón gigantesco de unos 20 metros de alto y con paredes de un espesor de más de treinta centímetros. Todavía pueden verse también los gigantescos tornillos en los que las plantas eléctricas estaban empotradas. Una estructura que fue hecha para permanecer allí por los siglos de los siglos.
Sin embargo, hoy la ciudad apenas sospecha de su existencia. Derbys López, quien como presidente de Fundhea (Fundación Historia, Ecoturismo y Ambiente) suele realizar visitas guiadas hacia El Zigzag, cree que el lugar merece mucha más atención que la que hasta el sol de hoy le han prestado las autoridades.
En una ciudad de destructores que hizo del escombro su emblema (la frase es de Cabrujas), los restos de un pueblo devorado por la vegetación ofrece una de las pocas ventanas que aún tienen vista al pasado.
Hoy es un pueblo fantasma engullido por la vegetación hacia el que ni siquiera hay una vía bien demarcada y al que se accede desde el sector Pedro García, en la carretera vieja Caracas-La Guaira.
En el improvisado camino no es extraño conseguirse con viejos empaques y botellas, desechos que las lluvias han desenterrado más de medio siglo después (en aquella época lo común en caseríos como El Zigzag era enterrar la basura doméstica), o con ruinas de casas con ornamentos ingleses (la concesión de la compañía de trenes la tenía una compañía inglesa), pero lo que de verdad sorprende es la llamada planta taller, construida entre 1926 y 1928, cuando la electricidad sustituyó al carbón.
Se trata de un galpón gigantesco de unos 20 metros de alto y con paredes de un espesor de más de treinta centímetros. Todavía pueden verse también los gigantescos tornillos en los que las plantas eléctricas estaban empotradas. Una estructura que fue hecha para permanecer allí por los siglos de los siglos.
Sin embargo, hoy la ciudad apenas sospecha de su existencia. Derbys López, quien como presidente de Fundhea (Fundación Historia, Ecoturismo y Ambiente) suele realizar visitas guiadas hacia El Zigzag, cree que el lugar merece mucha más atención que la que hasta el sol de hoy le han prestado las autoridades.
En una ciudad de destructores que hizo del escombro su emblema (la frase es de Cabrujas), los restos de un pueblo devorado por la vegetación ofrece una de las pocas ventanas que aún tienen vista al pasado.
El tren inglés
36,5 kilómetros era el recorrido que hacía el ferrocarril Caracas-La Guaira, cuya concesión durante casi toda su existencia correspondió a una compañía inglesa (era conocido como el ferrocarril inglés).
14 estaciones visitaba en su recorrido. El terminal de La Guaira estaba justo frente a la Casa Guipuzcoana, y en Caracas el terminal estaba en Caño Amarillo. En la estación Zigzag estaban las oficinas administrativas del ferrocarril.
68 años estuvo en funcionamiento, de 1883 (durante el segundo gobierno de Antonio Guzmán Blanco) a 1951. El famoso deslave de Maiquetía fue el que ocasionó el cierre definitivo de un negocio que ya estaba en decadencia.
8 túneles tuvieron que hacerse a lo largo de su recorrido, y todos se conservan hoy. Entre los que están hoy en comunidades, uno se encuentra en el barrio Mañonga, en el patio de una casa en la parroquia Carlos Soublette y otro es un paso vecinal en Blandín.
15 puentes eran atravesados por el ferrocarril. El ingeniero Jesús Muñoz Tebar ideó un sistema de vueltas para superar las cotas de nivel sin forzar las máquinas y se ahorró así los casi 400 puentes que preveía el proyecto inglés.
14 estaciones visitaba en su recorrido. El terminal de La Guaira estaba justo frente a la Casa Guipuzcoana, y en Caracas el terminal estaba en Caño Amarillo. En la estación Zigzag estaban las oficinas administrativas del ferrocarril.
68 años estuvo en funcionamiento, de 1883 (durante el segundo gobierno de Antonio Guzmán Blanco) a 1951. El famoso deslave de Maiquetía fue el que ocasionó el cierre definitivo de un negocio que ya estaba en decadencia.
8 túneles tuvieron que hacerse a lo largo de su recorrido, y todos se conservan hoy. Entre los que están hoy en comunidades, uno se encuentra en el barrio Mañonga, en el patio de una casa en la parroquia Carlos Soublette y otro es un paso vecinal en Blandín.
15 puentes eran atravesados por el ferrocarril. El ingeniero Jesús Muñoz Tebar ideó un sistema de vueltas para superar las cotas de nivel sin forzar las máquinas y se ahorró así los casi 400 puentes que preveía el proyecto inglés.
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