Daniel Palacios Ybarra
- @dapy_
Por la Caracas Posible
No todo está dicho.
Por angostos e inescrupulosos senderos de la vertiente norte de El Ávila se
guarda muy bien la historia de Gottfried August Knoche: médico de origen
alemán, conocido por inmortalizar los cuerpos de pacientes no reclamados del
Hospital San Juan de Dios, en La
Guaira , haciendo uso de una sustancia que permitía
momificarlos. Sus incipientes prácticas fueron ejecutadas tras obtener la
reválida de su título en la Universidad Central de Venezuela, en 1845.
Su laboratorio,
devenido en ruinas, sigue incrustado en el inmenso verdor vegetal del parque
nacional, hacia los lados de Galipán donde tenía su hacienda Buena Vista.
Quienes entran al oscuro recinto -de unos dos metros de altura- se aproximan al
mismo lugar que Knoche hizo su lecho, para burlar el proceso natural de
descomposición humana y experimentar con un líquido que permitía secar los
órganos, sin ninguna otra intervención.
Para él no había
imposibles. Amante y cultor de la muerte, su clara obsesión lo llevó a vestir
sus momias hasta exhibirlas, cual obras de arte, en las áreas comunes de su
casa. Así ocurrió con el fundador del periódico liberal El Venezolano, Tomás
Lander, cuyo cuerpo permaneció vestido y sentado por más de cuarenta años en la
biblioteca del enigmático galeno. Sin duda todo un atrevimiento en un país de
arraigadas costumbres católicas, practicante de la sepultura como umbral de
vida eterna.
ETERNA MORADA
Otros
cuerpos fueron colocados en un mausoleo que el científico alemán ordenó
construir a unos 100 metros de su casa. Ahí recreó sus inquietudes para
contemplar eso que el destino tiene a todos deparado. La estructura aún
conserva seis criptas de mármol donde reposaron los restos de sus familiares
disecados, incluyendo los de su esposa, hija y yerno.
El resto de las momias
se exhibían en las afueras de su casa para espantar a los intrusos, entre las
que se cuenta la del soldado de la Guerra Federal , José Pérez. Una insigne figura
del Panteón Nacional fue preparada por Knoche. Se trata del Presidente
Francisco Linares Alcántara, también fue momificado por el médico alemán.
Cuenta la leyenda que
Gottfried August Knoche conservó una porción de su sustancia, que sirvió para
embalsamarlo, cuando la muerte encontró eterna morada en su humanidad el
2 de enero de 1901, a
los 88 años. La sustancia sería colocada por una prima que vivía con él y que
lo ayudó a cumplir su voluntad.
Se cree que su cuerpo,
al igual que el de sus hijos que también se arraigaron en Venezuela, fueron
profanados por personas que, quizás sin saberlo, cercenaron el hilo conductor
de una historia que aún no llega a su fin.
CAMINO A LAS RUINAS
Su casa, ahora
convertida en templo, es visitada por turistas que emprenden un dificultoso
camino a más de 1.000 metros sobre el nivel del mar, para conocer las ruinas
donde estaban las momias de Knoche. Seducido por esta leyenda urbana y por el
inmenso mar que se avizora en el trayecto hacia la morada de Knoche, José
Cortez conoció el mausoleo en una excursión de la Fundación Historia
Ecoturismo y Ambiente (Fundhea).
“Apenas supe de las
ruta hacia Galipán y me entusiasmé para conocer las ruinas bajo la guiatura de
Derbys López, quien preside Fundhea. Desde el propio lugar donde Knoche
momificaba sus cuerpos no sólo conocimos la historia oscura que todos conocen,
sino también ese lado humano de un médico, muy adelantado para la época, que
vino a Venezuela prestar su servicio”.
Otros más escépticos
piden que se aclare la historia. “Sería conveniente que desde Venezuela se
articulen esferzos desde Venezuela con la Embajada de Alemania para dar con la verdad sobre
este personaje que, si bien trajo desarrollo a Venezuela, tenía una rara
inquietud por la muerte, dando lugar a muchas conjeturas que deben aclararse
para que exista consenso. De cualquier manera, es un personaje que enriquece
mucho más nuestro que Ávila, que también tiene sus propias leyendas y sus
propias momias”, señaló Nilka Lois, quien ha visitado un par de veces las
criptas del doctor Knoche.
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