El médico alemán que embalsamaba a personas en el Ávila en el siglo XIX sigue despertando la curiosidad de investigadores que quieren desentrañar su verdadera historia. Dos libros dedicados al doctor Knoche están en preparación para tratar de develar los misterios de su vida.
Por Georgely Morín -
Entre algunos habitantes de Caracas circula la leyenda de que en el siglo XIX vivió un médico alemán en el Ávila que, en medio de su locura, experimentaba con cadáveres en su casa en el Ávila. En La Guaira la leyenda era otra, pues al mismo médico le atribuían un carácter caritativo que demostraba ayudando a los más pobres.
“Ante este choque de dos historias orales, tenemos la intención de dar a conocer la verdadera historia del doctor Gottfried Knoche”, manifestó Derbys López, director de la Fundación Historia, Ecoturismo y Ambiente (Fundhea). “Más que un médico loco fue un científico incomprendido”, plantea con convicción.
En esa búsqueda de certezas sobre la vida del doctor, la Fundación está realizando una investigación que se sistematizará en un libro en el futuro, aunque todavía no tienen clara la editorial ni la fecha de publicación. Pese a que se conocen algunos aspectos de la vida del doctor Knoche, aún persisten misterios que motivan las actuales investigaciones sobre su historia. ¿Cuáles eran sus razones para petrificar cadáveres? ¿Cuál era el método que utilizaba para hacerlo? ¿A dónde pararon finalmente sus momias, incluyendo la de su propio cuerpo?
Hay distintas versiones y lagunas de información respecto a estas interrogantes. En lo que sí parece haber consenso es en que Knoche, llegó a Venezuela desde su Alemania natal en 1840, con 27 años y con un título en medicina que pronto pondría en práctica. Trabajó en el Hospital San Juan de Dios y se mudó a las montañas de Galipán, específicamente a una hacienda llamada Buena Vista.
Fue en esa casa, en medio de un clima frío y solitario, donde el doctor empezó a realizar sus primeras momificaciones. Realizó dos de sus trabajos más famosos con los cadáveres de dos personalidades importantes del siglo XIX, como el presidente venezolano Francisco Linares Alcántara y el fundador del periódico El Venezolano, Tomás Lander.
El caso de Lander es bien particular, puesto que el político y periodista murió en 1945, fue momificado por Knoche, y su cuerpo estuvo cerca de cuarenta años sentado en su escritorio a la vista de los visitantes de la casa familiar, hasta que el Gobierno de la época obligó a sus parientes a darle sepultura.
Knoche también momificó a otras personas: los miembros de su propia familia, cuyos cuerpos permanecieron en un mausoleo de la hacienda. Pero, ¿con qué intención el doctor realizaba estas momificaciones? “Nuestra hipótesis de trabajo -que no hemos podido verificar- es que es que el doctor Knoche estaba promoviendo un método para preservar los cuerpos con la intención de que se mantuviesen en los servicios funerarios”, supone López, quien aseguró que la petrificación de cadáveres fue una novedad que trajo el doctor de Europa a Venezuela, porque aquí se hacía el procedimiento de forma arcaica extrayendo las vísceras y echando cal.”
Explicó que después de que la persona fallecía, comenzaba el proceso de la momificación con la inyección de un líquido en la corriente sanguínea del cadáver, que sustituía a la sangre y deshidrataba el cuerpo.
Jesús Burgos, presidente de la Fundación Knoch —otro grupo que difunde la vida y obra del médico alemán- tiene otra teoría respecto a las motivaciones que impulsaron las momificaciones.
“Según el mito, el doctor tenía una fórmula que en realidad nunca existió. Él tenía amplios conocimientos de la cultura egipcia, y lo que hizo fue momificar con la técnica que utilizaron los egipcios. Existen muchos símbolos que así lo señalan en la hacienda Buena Vista”, aseguró Burgos.
“El objetivo que buscaba con las momificaciones era vivir eternamente. En Egipto a los ladrones no los embalsamaban: tenían que estar intactos para pasar de una dimensión a otra” recalca Burgos, para quien Knoche hacía un culto a la vida en vez de un culto a la muerte. Según su teoría, el doctor momificaba a los cuerpos sumergiéndolos en una gran bañera durante 30 días y posteriormente los ponía a secar durante una cantidad de tiempo similar.
Paseos a un lugar sin momias.
En 1911 murió el doctor Knoche y 25 años después, falleció Amalia Weissmann, la última de sus ayudantes. Al parecer, a partir de allí comenzó el declive de la hacienda Buena Vista, y los cuerpos corrieron con una suerte que aún se desconoce.
Los nichos donde reposaban las momias ahora están vacíos. López recordó que hay historias que cuentan que algunos médicos subían hasta la casa para conocer el lugar y llevarse parte de las momias, con el objetivo de conocer la supuesta fórmula secreta de Knoche. Además, aseguró que existe una foto de 1950 en la hacienda Buena Vista que demuestra que para ese entonces, una de las momias continuaba en el lugar. Sin embargo, Burgos asegura que los cuerpos estuvieron en la hacienda hasta la década de 1940 aproximadamente.
La casa y el mausoleo del doctor Knoche sigue estando rodeado de un hálito de atracción y misterio, que atrae a visitantes continuamente. En Fundhea tienen un programa de visitas llamado Rutas EcoPatrimoniales, que incluye un paseo hacia las ruinas de la casa de Knoche con un recuento de su historia. Los interesados en participar, pueden contactar a Fundhea a través de su grupo de Facebook. La Fundación Knoch también realiza charlas en Buena Vista, sin fines de lucro, para quienes estén interesados en conocer más a fondo esta historia.
Las investigaciones, los libros y los paseos tratan de mantener viva la memoria del doctor alemán, cuya vida aún forma parte de los misterios de la historia venezolana.
Rutas EcoPatrimoniales Fundación Historia Ecoturismo y Ambiente (Fundhea) en Facebook
Fuente: Revista Sala de Espera.
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