lunes, 29 de enero de 2018

Las momias del Ávila

¿Momias en el Ávila? ¿Eso existe? No vale, eso tiene que ser un cuento, como lo del volcán y los ovnis; de esos que te echan cuando chiquito para asustarte y que dejes de portarte mal.
“Que si sigues así te van a dejar con el señor de las momias”
Y pues resulta que no, que es verdad lo de las momias en el Ávila. Que sí existieron, aunque ya no quede rastro de las originales porque hubo gente que se encargó de robarse todo, pero queda la historia y queda el lugar. Yo había escuchado del Dr. Gottfried Knoche desde hace tiempo ya, pero fui hace apenas un par de años, gracias a un grupo llamado Fundhea. Ellos son una fundación que hace recorridos patrimoniales bastante interesantes, a precios razonables.
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[Nota de la Capitana: Les cuento que con el Ávila me pasa algo parecido a lo que me da con el mar: me encanta pero me da un poquito de miedo al mismo tiempo. Aunque en verdad, he llegado a la conclusión de que no es miedo, sino respeto, y que si no fuera por esa sensación uno tomaría muy malas decisiones. Se los digo porque en rutas como estas es bueno hacer caso, seguir al guía y no desviarse, o puede uno terminar perdido por días]
El día del paseo nuestro grupo -unas 20 personas- salió desde un punto de encuentro que nos notificaron apenas días antes. Unos Jeeps nos llevaron hacia la vertiente norte del Ávila, cerca de la Plaza Bolívar. Vayan desayunados, porque esa caminata no se aguanta sin comida.
Ya desde la Plaza Bolivar la vista es impresionante. En un dia despejado se ve clarito el mar. El clima en nuestro paseo estuvo movido, nos dio chance de disfrutar del solecito pero también llevamos un buen baño de lluvia, porque El Ávila no me deja volver completamente seca nunca.

Vamos al grano: las momias 


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Es una réplica. También hay una de un perro.



Un toque de historia: El Dr. Gotfried Knoche nació y estudió en Alemania, pero se vino a trabajar para acá. Se trajo a su familia completa y revalidó el título. Aunque hay muchos datos registrados sobre su obra médica aquí en Venezuela, es uno de los personajes con más misterio a su alrededor. Trabajaba en el Hospital San Juan De Dios de La Guaira, y además trabajó para resolver la epidemia de cólera que hubo en la zona; por cosas como éstas, era visto como el ‘José Gregorio’ del litoral. Pero por lo que es recordado, su aspecto más conocido y desconocido a la vez, es su trabajo de investigación sobre la conservación de cuerpos. Lo que hizo este señor fue inventar un suero que lograba conservar a los cadáveres, cuya fórmula nunca se supo a ciencia cierta. Como todo adelantado a su época, no fue muy comprendido. Dicen que varios personajes de la historia de Venezuela fueron embalsamados por Knoche, volviéndolos “momias”.  Decidió vivir en la Hacienda Buena Vista en Galipán, que es precisamente el objeto de la visita. Aparentemente la casa era una belleza construida con el estilo ‘Selva Negra’ alemán, con muy buen clima, porque abajo en La Guaira era muy húmedo.
El cuento, debo decir, varía un poco según el grupo con el que hagas el paseo. Todos quieren tener la verdad absoluta y discuten sobre los hechos o la falta de ellos. Lo sé porque además, ese día nos encontramos otro grupo y pudimos escuchar un poco sus historias. A mi me gusta que las cosas sean lo más fieles a la realidad, no por falta de imaginación, sino porque pienso que para conservar el patrimonio de algo hay que tratar de distorsionarlo lo menos posible. Lo que hicimos nosotros fue investigar un poco al regresar, preguntarle a gente confiable y completar lo que habíamos aprendido. Rescatamos mucho la idea de Fundhea de olvidar la imagen de “médico loco” de Knoche, porque en verdad hizo muchos aportes a la comunidad y fue una figura muy respetada, sobre todo en Vargas, donde ejercía.

El camino 

Desde la Plaza Bolívar hay que caminar un trecho de más o menos una hora, de dificultad media, que se puede incrementar ligeramente si recién ha llovido. Cuando se acaba, llegas a un claro donde te recibe la primera ‘’momia”, que en realidad es una utilería puesta allí para darle emoción a la cosa. No negamos que es atractivo llegar y ver esa figura, pero quizás te eleva mucho las expectativas.

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¿Por qué? Les digo que no hay que hacerse mucha ilusión con las “ruinas”. A pensar que una de las primeras cosas que encuentras es el mausoleo, que se ve imponente entre la vegetación y la niebla y que te genera un friíto en el cuerpo mientras te vas acercando, e incluso, sientes temor al llegar, pensé que había más construcción aún en pie, pero resulta que se han llevado ya casi todo. Y no les hablo solo de hampa común, sino que el mismo yerno de Knoche destruyó la casa buscando un supuesto entierro, con el supuesto tesoro del doctor. No sólo se han llevado las osamentas -las que se ven son resultado de una ambientación, como les dije- sino que de la casa apenas quedan algunas piedras, y hasta las tumbas son una reconstrucción. El mausoleo sí está prácticamente entero y dependiendo del día puedes entrar y curiosear adentro.
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[Nota de la Capitana: hay gente que se queda a acampar aquí de noche. Muy miedosa para ese plan, pero suerte con eso]
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El mausoleo



Por supuesto, usando mucho la imaginación, pueden re construir la casa mentalmente a través del relato que les echan. Imaginarse la cantidad de tiempo que ese señor se echaba a su casa todos los días, las condiciones de vivir ahí, el frío que debe haber hecho cuando caía el sol. El tamaño de la casa, los ruidos de la montaña de noche.
Incluso cuando entré a la pequeña construcción que sigue entera -el laboratorio- me imaginé al doctor haciendo las preparaciones, y como en una especie de película muy vieja, el momento donde preparaba a una de las momias. Sí, es muy fácil darle la estética de una película de terror, ¡Pero ese señor hacía ciencia! ¿Qué increíble esas personas adelantadas a su tiempo que descubren ese tipo de cosas, no?
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La réplica de las tumbas



Oportunidades de fotos hay por montón. Están también los restos de un balcón -inserte aquí la imagen de la doncella en vestido de época- El problema es que entre la lluvia y la humedad a mitad de paseo ya yo estaba bastante impresentable, y aunque igual me la tomé, por algún traspapeleo digital casi todas las fotos de este paseo desaparecieron, así que habrá que volver.
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La entrada del laboratorio



El almuerzo lo hicimos sentados en el Mausoleo, hablando con el grupo, que resultó bien agradable. Hay algo ideal de irse a viajes con gente que no conoces; no esperas nada de nadie, y todo es una sorpresa. Si son panas pueden ser un amigo nuevo, si no los soportas, simplemente no los vuelves a ver.
Me gusta que gracias a paseos como este y a la capacidad de transmitir información que hay ahora, esta gente de Fundhea se está encargando de disipar un poco el mito tipo de película de terror que había alrededor del Dr. Knoche. Hacía experimentos, sí, pero si buscas un poco más profundamente en la historia ves que ese señor no estaba loco, era un genio. Era benefactor del pueblo de La Guaira y su trabajo estaba enfocado en la ciencia.
Lo que no me disfruté, además de saber que el vandalismo ha podido más que la memoria histórica – por lo menos hasta ahora- fue saber que existen varios grupos que claman dedicarse a la historia y a su conocimiento, pero que trabajan por separado. Muchos tienen ideas muy distintas, que van desde la disputa sobre si el apellido es Knoch o Knoche, hasta contradecirse en datos generales. Uno de estos grupos reconstruyó lo que pudo, y puso una réplica de las momias, algo de lo que no todos son fans. Y eso lo entiendo, porque incluso la restauración de las lápidas no es históricamente correcta. Yo no estoy tan en desacuerdo con ‘reconstruir’. Aunque la idea es evitar que se haga un circo dela historia, hay ciertas cosas que, bien logradas, llamarían mucho la atención del público. Fundhea se ha encargado de hacer una investigación con rigor y método científico según nos explicaron, pero ¿No sería más productivo trabajar en conjunto, potenciar los instrumentos y beneficiarse todos del desarrollo de la ruta? Sería una buena manera de dar ejemplo -más del que ya nos están dando al emprender y rescatar pedazos de la historia- de cómo juntos es mejor construir un país.
Más allá de estos pequeños conflictos, este paseo es sumamente interesante y más que recomendable, sobre todo porque es parte de nuestro imaginario popular caraqueño que no todos conocen y que en realidad es muy rico para dejarlo perder.

Los datos 

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Fundhea nos llevó a nosotros, y puedo decir que los recomiendo. Ellos publican su trabajo en su Instagram y ahí sale la información sobre los días y los costos. Pueden escribir un correo a fundhea@hotmail.com para pedir la planilla de inscripción. El procedimiento es revisar su calendario, decidir cuál te gusta más, anotarte y esperar pacientemente a que llegue el día de ir a excursiones. También hay otros grupos que han armado la excursión, como Acamparavila, aunque a esta ruta en particular no he ido con ellos.
¿Qué llevar?  Es una excursión de leve a mediana dificultad, dependiendo de si ha llovido o de si no están acostumbrados a estos paseos. Un morral pequeño es suficiente, y yo les recomendaría que lleven agua, merienda, su almuerzo, una camisa y medias para cambiarse en caso de que llueva, un impermeable. Usen protector solar y repelente de zancudos. Vayan con zapatos cómodos y que no resbalen (o sea, NO vayan en Converse. Al Ávila no se va con zapatos lisos).
Recomendaciones: lleven una bolsa impermeable para que los electrónicos no se mojen. San discretos con lo que llevan, aunque les digo que yo tenía mi cámara y no hubo problemas, ni me sentí insegura. No se separen de los guías, y no intenten meterse por caminos no señalizados. Tomen la información ‘con un grano de sal’, y ¡Disfruten! Me cuentan cómo les fue.
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https://todoesunviaje.wordpress.com/2017/10/24/las-momias-del-avila/

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