martes, 23 de enero de 2018

Rutas ecopatrimoniales cuentan historias que no aparecen en los libros


Diana Moncada
Viernes, 05 de Agosto de 2016 
Derby López está al frente de esta iniciativa que tiene como objetivo la recuperación de la historia oral del país a través de recorridos por lugares históricos, donde los participantes viven experiencias significativas de aprendizaje

Derby López y su equipo se dieron cuenta que para muchas personas la historia es aburrida, por ello desde la Fundación de Historia, Ecoturismo y Ambiente (Fundhea), que crearon en 2007, se ingeniaron una manera de narrar los acontecimientos que dieron forma a muchos de los lugares históricos y patrimoniales con los que cuenta nuestro país. Así fue como nacieron las Rutas ecopatrimoniales, cuyo propósito fundamental es la recuperación de la historial oral. “Contamos las historias que no aparecen en los libros”, sentencia el bombero y guía de excursión.
De esta manera, conjugaron sus dos intereses fundamentales: la historia oral y el senderismo, a partir de dos principios: todos los caminos tienen una historia particular qué contar, y segundo, es posible contar esas historias en el lugar mismo de los hechos acaecidos.
Desde entonces el equipo de la fundación, liderado por López, ha emprendido diferentes investigaciones de campo en diversas comunidades del país, con el objeto de recopilar esas historias orales que son susceptibles a desaparecer, privándonos de la riqueza del testimonio, desde el lugar de quienes hacen la historia: la gente.
Actualmente ofrecen 18 rutas, entre las cuales destacan el Casco histórico de Caracas, el Casco histórico de La Guaira, el Waraira Repano, Barlovento -que incluye rutas a Birongo y Chirimena-, la Colonia Tovar; el Delta del Orinoco, entre otras. Además cuentan con rutas especializadas para la tercera edad y personas con movilidad reducida.
El equipo de la fundación emprende, antes de cada ruta, una ardua recopilación de historias y testimonios, a través de entrevistas a los adultos mayores de las comunidades que conocen las historias de los lugares a ser visitados, fotografías históricas, archivos hemerográficos, etc, con los cuales acercan a la gente a la historia desde la experiencia y el encuentro con el otro.
“Comenzamos a ubicar las ruinas, caminos coloniales, caminos antiguos y nos atrapó la idea. Cuando yo era niño, mi papá siempre nos contaba la historia de los sitios que visitábamos, entonces me pregunté por qué no hacer algo parecido. Nosotros seríamos los guías-cronistas, así como los abuelos que cuentan la historia de los lugares”, explica López. 
Una sinergia entre las comunidades y la fundación
La primera ruta que realizaron fue la visita al sector Canoche, del cerro El Ávila, que debe su nombre al doctor Gottfried Knoche, el alemán que preparaba las momias. A esa experiencia asistieron 25 personas.
La idea de las rutas es que los participantes la vivan con todos los sentidos, según López. Las experiencias generan aprendizajes más significativos que aprenderse de memoria una lista de fechas y de hechos. “Cada ruta está preparada para que la persona la vida con los sentidos, te vamos a llevar a lugares para que toques, olfatees, mires escuches, vivas la experiencia”, dice. Las rutas ecopatrimoniales no son para nada visitas de contemplación, una tendencia a la que se ha inclinado el turismo actual, según el guía.
Por otro lado, las rutas persiguen un principio que es fundamental, el conocimiento y el reconocimiento de los lugares que cuentan quiénes somos y de dónde venimos. López se pregunta, “¿Cómo vas a querer lo que no conoces?, y es que el reconocimiento de nuestros espacios deviene en una identificación que nos hace amar, defender y cuidar nuestro patrimonio, explica el guía ecopatrimonial.
Esta iniciativa de la Fundhea es un arma para combatir la desidia actual que genera la crisis que traviesa el país, “Mientras mucha gente está buscando excusas para irse, nosotros estamos buscando excusas para quedarnos”, explica.
Además de todo esto, las rutas funcionan como “posibilidades de desarrollo endógeno para las comunidades con las que trabaja la fundación”, pues en la planificación de las rutas, participan miembros de la comunidad que comercialicen dulces, comidas, artesanías, incluso sus propios cosechas u ofrezcan servicios como transporte, lo cual genera beneficios positivos para la comunidad, el país para el país y para la fundación. 

Historias de vida
Con las rutas ecopatrimoniales, la fundación ha recogido interesantes y hermosas historias de vida. Una de ellas es la historia de un heladero, el señor José González que permaneció durante 28 años vendiendo sus productos frente al Panteón Nacional.
En una de las rutas hacia el Panteón, los participantes pasaron un mal rato porque el guía los trato muy mal, el grupo salió de la edificación quejándose y el heladero se les acercó y les propuso contarles la historia a cambio de que le comprasen helados. El grupo aceptó encantado y el maravilloso recorrido que dirigió este hombre los fascinó tanto, que el equipo de Fundhea lo contrató para otras rutas en el lugar. Hoy día, el heladero es guía del Panteón y autor de las síntesis de los recorridos que narran el resto de los guías de la edificación.



http://contrapunto.com/noticia/rutas-ecopatrimoniales-cuentan-historias-que-no-aparecen-en-los-libros-91924/

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